Blog-hábitat para la poesía y otras expresiones de la palabra en la diversidad literaria bajo la dirección de Francisco Garzaro. Historiador en aprendizaje permanente; aprendiz de guitarrista, de fotógrafo, de poeta...

Mesa de Poesía publica a colaboradores y colaboradoras más o menos permanentes e incluye con frecuencia a poetas invitados. Cuenta también con una sección de Narrativa breve, artículos y otras expresiones de la palabra. Para ir a esa sección simplemente utilice el vínculo que con tal propósito está localizado en la parte superior derecha de esta portada. Para volver a la página de inicio localice el vínculo correspondiente en la sección antes mencionada.

Esperamos que su encuentro con la poesía en este blog sea de su agrado.

Nuestro saludo desde Latinoamérica para el mundo.

29 de septiembre de 2008

Invierno a cuestas, Nora Murillo

Nora Murillo,
Guatemala,
En Eterno desencanto, 2005

Invierno a cuestas

Lamento ser para ti
desconocida
me duele, estoy herida

Sí, lamento ser mamá desconocida
tal vez un vago nombre
un recuerdo
la sombra de una caricia
un cuento sin final en tu memoria

Quizás en una noche
de esas que no se duermen
provoqué odio, confusión o llanto
¡Lo lamento! y espero entiendas
esta ausencia...
Para mi ha sido una condena

Sólo quiero que sepas
que estoy aquí
con mi corazón abierto
con un cajón lleno de historias
con una casa llena de pájaros
con un invierno a cuestas
Y sobre todo, con unas ganas
inmensas de abrazarte.

18 de septiembre de 2008

Tina, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Tina
(Julio de 2008)

Puedo verte
refugiada en el sueño
con esa languidez
rodeada de azucenas:
puedo verte los párpados caídos
tu cuerpo migrante
tu itinerario
caer en cuenta
como ahora el tiempo
simplemente
te condena
a la blancura de la página
tristemente deletreada
como ahí está la fotografía
o lo que quedó de ti
no tus restos
que no dicen
nada.

Al final el camino acabó
como siempre
en trayectoria
pero esta vez
no la adolescente
la bella escapada
del hambre italiana
o la musa del gringo
que exhibió
tu exquisito
cuerpo en todos
los idiomas;
pregunto,
¿Adónde va tu ternura ahí derrumbada
los últimos oscuros segundos
mientras todo escapa de ti?
¿Hay acaso amor en tu morir?
¿Weston, Mella, Vidali?
¿El sangriento Ebro
las gélidas noches de Moscú
tu Graflex los tragos
dulces amargos
la tertulia tus manos
los compañeros
tanta vida?

Ahora
te recuerdo
Tina
cuando
encuentro
tu azucena,
o el alcatraz
solitario
también.

(Supongo que
fallecer así
súbitamente,
puede ocasionarnos
quizás,
algún
inconveniente,
inolvidable Tina).

17 de septiembre de 2008

Te conozco, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Te conozco
(1987)

Como me gustas Santuiseña
si pareces nube de barranca
fresca poza de jardin silvestre
si pareces ave de vuelo precoz
si pareces geógrafa
escudriñadora empedernida
armadora del acertijo
si pareces trueno retenido
energía a punto de estallar
guitarra canto silencioso
si pareces llamita ocote con su luz
acurrucada en la esquina
a la orilla de la cama
si pareces la radio
la noticia el comentario
la gota permanente de las horas
el compás trazador de los círculos
la primera letra
que aprendemos los niños
los viejos antes de vivir
si pareces punto y coma
donde sigue el texto
donde casi siempre
se escribe "sin embargo"
si pareces auditorio en pleno aplauso
recia dura canela fina pues
fémina gladiadora
bisturí
filosa navaja
señal luz roja
fierro caliente
donde lloran los valientes
chichicaste mi último adiós
la ternura tu regalo
llorasríes vidamuerte
cuando abrazas cuando besas
te estremece el corazón
tu andar tu voz toma partido
quedas sin nada con ventaja
porque llevas mucho
desnuda cálida tu piel abriga
porque tomas del aire la vida
eres pan fuerza agua lluvia
porque abrazas al ave al instinto al vuelo
extiendes larguísimo el horizonte
porque bebes del río sin temor
invitas al amor siempre fresco
tu pan encuentra destino
compartes risa suelo hoguera hambre
porque tu mirar espejo
descifra comunica acaricia reta
porque tu beso es mar y puerto
de ahí parten nuestras naves
los átomos los pájaros que amamos
las travesías deliciosas
los laberintos oceánicos
porque amas porque luchas
así te conozco amor.

No entiendes, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

No entiendes
(Agosto de 2008)

No entiendes al cosmos
te lleva andando al revés
como se dice
no caes en cuenta
del arcoiris
que toma color del viento
en la húmeda luz
no entiendes la vida tu vida
mi vida la de nos
la historia la ráfaga de moléculas
los besos la tempestad
en la mirada que te acaricia
no entiendes porqué la distancia
los años de tu cuerpo al mío
se mide en fuegos en rocío
en primaveras en cálidos inviernos
en llorones sauces en cascadas
en rapsodia de cristales en medusas
en éxtasis de kilométricas luces
no entiendes al viento
al que habla por el agua
ni al llamado que lleva tus pasos
al encuentro que separa
cuanto más besas
más distancias las orillas
tus playas y las mías
no entiendes el planetario
exilio de las flores
el diálogo sórdido callado
del Sahara con su luna
la voz microscópica
de los glaciares
donde bañas
tu lúdica boca
no puedes los códigos
sencillos te pierde
la certeza el acento
de vacuo poder al hablar
tu mirada de retoque tu pose
tu piel perfumada hiede
en tu aroma de moscatel
no entiendes o mejor no puedes
eres el espejismo no más
de la epidermis tu corazón mata
porque no besas muerdes te comes
los lenguajes devoras latitudes
todas o casi todas
con tu belleza pero
no entiendes.

La cuestión, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

La cuestión
(Febrero de 2008)

¿Tu vi or not tu vi?,
¿ser o no ser?
¿Tu jab or not tu jab?,
¿tener o no tener?
¡Dilit!

La voz más alta, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

La voz más alta
(Enero 2008)

La poesía brotó
conforme el germen
encontró derrotero
en las estrellas
cuando al animal
le nació desearse
quizás en el instante
en el momento súbito
en el encuentro
de tocar la cálida piel
qué decir
entonces
hubo poesía
en el estrépito de los aceros
muriendo en el dolor
en el placer
amando por la vida
guareciendo su morada
lejos
en la espada
en la metralla
en la vía láctea.

(La voz más alta
la que funde el acero
en la palabra veloz
la tormenta
el grito mayor
de la muerte
de la vida
la misma
la brillante luz
la que nadie
nunca
podrá
jamás
acallar).

16 de septiembre de 2008

Caído, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Caído
(2008)

Con resonancia extraña
qué veloz llueve
la fatal
ojiva.

Qué nutrida
baja frecuencia
de tonos
hilvana
el encuentro
del hierro y la carne;

Al momento
la vida se distancia
saludando al fuego
cuando llega
sin cantos
la trepidante
estampida
de muerte
y el atabal anuncia
el rojo río en el pecho;

Llega
entonces
el soplo
el instante
el derrame;

Gota a gota
expira la vida
sus alcances
de estrella;

En el despertar mortuorio
la montaña cae
de burces
encima,
sobre los párpados
transparentes
del derrumbado;

Lejanos
cantos
terráqueos
de pájaros
aéreos
envuelven
amorosamente
al pasajero,
al guerrero
del tiempo
devorado
por la historia;

Pintada en rojo
queda entonces
la verde floresta;
un puño de libélulas
erráticas,
de dulces abejas inocentes
se derrama,
sobrevuela
la vida inerte,
el amado cuerpo
del caído
en la sierra.

Querido Pulgarcito de América, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

                                   -A la tierra salvadoreña que tanto amó Roque Dalton-

Querido Pulgarcito de América
(Abril de 2008)

Te recuerdo
hace treinta años
cuando caminaba
bajo tu sol
en jornadas de angustia
eras siempre calurosa
tu arboleda
besaba las calles
tu sombra
abrazaba tibia
los pavimentos.

Contaba mis pasos
los días las semanas
cada vez más hondo
cruzaban los gritos
en medio del humo
las detonaciones
la enorme distancia
del oro al sudor
del llanto a la demanda.

Recuerdo tu voz
tu guanaca melodía
peculiar como la flor
del afilado izote
que mira al cielo
tu muchedumbre
sus quinientos vatios
el amor la Morena Celarié
en la profunda
Puerta del Diablo.

Como fuiste penetrando
rompiendo de tajo este molde
a tiro a cuma a libro limpio
Dalton Geoffroy Escobar Velado
Romero esclarecido Alfonso,
Alfonso Navarro Oviedo aquí adentro
bien adentro cura-lo-todo
linternero el chero ensotanado
de Miramonte la luz
cristiano contestón
ensangrentado a plomo
desde la transparencia del tiempo
te grito
¡aquí estoy!

Todavía respiro tus aires
para aspirarte profundo
llevarte conmigo
con tus queridos muertos
que son mis hermanos muertos
Cuscatlán asoleado
que te camino con mi vida
a cuestas.

Hoy las calles aquellas
están ahí y aquí estoy
quisiera caminarlas
nuevamente erguido
con pies de cipitillo
marcar de nuevo
sus pavimentos calientes
con mis piernas cansadas
beber aquellos líquidos
transparentes con su boleto
a la risa a la lágrima exacta
entrar a tu coloquio guanaco
de poetas y lúcidos locos.

Quisiera y quiero y puedo
pero, Pulgarcito, pegas fuerte
arrastras con tus odios que hice míos
con tus mieles con tus cálidos
besos de espuma
quisiera y quiero y puedo
pero temo que me fundiré en tus palmas
de cuerpo entero caeré
en tu laberinto de ágiles luces
en el agujero profundo que cavó
silencioso el torogoz para mi
en tus entrañas
quisiera y quiero y puedo
llegarme ahora ahí contigo
con este cargamento de búsquedas
encontradas por fin
para bañar este cuerpo a borbotones de mar
para ascenderme vertical al reino
del pájaro y la nube
para vivir de nuevo tanto, tanto
para amar de nuevo tanto, tanto
para morir de nuevo tanto, tanto.

Gritando al Sur, Nora Murillo

Nora Murillo,
Guatemala

GRITANDO AL SUR

I

Invocación de memoria

Invocarte desde esta esquina de violetas
es soltar lentamente los recuerdos
tocarlos, abrazarlos, olerlos, sacarlos al sol
para que jamàs mueran de frío.
Es preciso desenterrar ese viento gris espeso
que acompañó la danza de cadáveres
sepultados sin nombre.
Es justo desnudar a tus verdugos
untarles alcohol y sal
llevarles en procesión por toda la ciudad...
hasta que se les gaste la piel y se queden sin voz
hasta verlos caer
en la más profunda,
dolorosa,
interminable,
oscuridad.

II

Te me desnudas

Tristemente te me desnudas
raquítica
llena de cicatrices
piel curtida por todas las malditas plagas
miseria integral cala tus huesos.
Me extiendes tus brazos
en esas condiciones precisamos abrazarnos
porque tu desnudez es la mía
mi tristeza tuya.
Déjame besar esta noche tus manos
llevármelas al corazón
para no morirnos de frío.

III

Democracia NO es
disfrazarnos de símbolos, colores, banderas y discursos...
ser mudos o bulliciosos testigos del circo electoral cada 4 años.

Democracia ES
camino que se traza y construye
desde la colectividad de voces y miradas
desde la vida cotidiana del Pueblo.

Democracia NO es
derecho de votar por viejos y nuevos caciques, patriarcas, ni patronos...
mercado libre, compra-venta de votos, voluntades
privilegios y poder desde el dinero.

Democracia ES
el tejido que hilvanamos entre todos
mujeres y hombres organizados
ejerciendo ciudadanías plenas
desde el campo, la ciudad, el barrio.

IV

Degeneración de retinas

Tengo dilatadas mis retinas
porque te veo mejor estando lejos
te siento más cerca
más mía.
Tengo dilatadas mis retinas
porque desde esta distancia
redescubro las partes no fracturadas
no indagadas de tu cuerpo.
Hoy quiero refugiarme
en ese espacio tuyo
que huele a miel de maíz
esa miel que cura males profundos
dolor, soledad, tristeza...
mis retinas dilatadas
desde esta distancia
te distinguen inmensamente sabia
poderosa sobreviviente
continúas alzada
¡En pie!

V

Se buscan
tu arsenal de sueños perdidos en Octubre.
Semillas de claveles rojos
con los que hiciste barricadas de amor
en tardes grises.
Se buscan
el carruaje de los duendes
las hadas con sus cuentos
los payasos sin circo
los magos, la música,
cascarones de colores
los helados y confites
para hacerte la fiesta que jamás tuviste.
Se buscan
aprendices de brujas, curanderos, chamanes
gente dispuesta a inventar remedios
convocando hierbas y energías ancestrales
para liberarte de artificios
curar tus males...
Se buscan
los barriletes de noviembre con su patojada
la Primavera y el Otoño
todo lo necesario y suficiente
para devolverte la vida de luz que te mereces
después de 500 años de muerte.


12 de septiembre de 2008

Te siento llegar, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Te siento llegar
(Abril de 2008)

Te siento llegar
como la lluvia
mientras
mis huesos
llaman a gritos
tu nombre.

Hoy será
uno de esos últimos
días
en que cualquiera fuma
el penúltimo
cigarrillo
guardándose
para mañana
el restante.

Menos mal
que no fumo
y aún
te siento
llegar.

Me pides, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Me pides
(Marzo de 2008)

Me pides abrir los ojos
que los mantenga bien abiertos

Me pides mirar al Sol
que me pierda en su luz

Me pides descubrir el pecho
que respire profundo hasta el dolor

Me pides apartar el pensamiento
que no escapen de mis ojos tenues lágrimas

Me pides relajar mis puños
que no brote de mis manos el frío sudor

Me pides, entonces, sentirme de hierro
que no tiemblen mis piernas de miedo

Me pides que tenga coraje
que no llore por ti.

11 de septiembre de 2008

No se trata de la hecatombe universal, Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione,
Argentina

No se trata de la hecatombe universal
(Inicios de 2008)

No se trata de la hecatombe universal,
un maremoto, por ejemplo, de polo a polo,
cierto viento de carbón, como la noche
avanzando
terminante.

Hay cotidianos fin del mundo, pequeños
gigantes ignorados
fines absolutos.

La bomba que arranca
el alma de la carne
rota.
La casa derribada,
ácido en el surco.
Palabras decapitadas
por el filo de un billete.

No será la tierra
desovillándose
como una bestia fantástica,
abriéndose el vientre
de un tajo feroz.

Será el hábito cruel de la indiferencia,
la sumatoria de tanto azufre y hoguera
que parece
no ser demasiado.

Como un largo día de siglos
donde nadie jamás
llame a ninguna puerta,
donde el aquí y el ahora
ya no importe.

Como si no entendiera, Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione,
Argentina

Como si no entendiera
(Inicios de 2008)

Te hablo de forajidos con carnet, con misa y con escolta
con pluma a fuente y alfombras rojas,
llenos de una democracia tan de pocos,
tan occidental, moderna, cristiana, elegante.

Y me miras como si la ternura del mundo
naciera de tus ojos,
con todos los secretos del mundo en tu silencio.

Y te hablo
de tanto imbécil armado hasta los dientes
relleno de paja, amortajado en negro
que cree ir y venir por el planeta sin advertir los hilos
sin entender siquiera
que su voz no es su voz, es la de otro.

Y me miras con tus lunas exactas
con foresta en llamas con tu boca
con preguntas tan simples como dos que se aman.

Y te hablo mi amor
de oscuros lacayos con banda presidencial con damas
por hora de gabinete en gabinete
servidumbre con hurras en las fiestas patrias
con bandas y más bandas y tanta mano de obra inútil
de muerte de extorsión de yugo de veneno.

Y tú me miras
así casi en mis manos
ovillada tremante a veces dolorida
plena de sustancia de amor de futuro infinito
todo mar y fuego y viento y besos.

Y te hablo como si no entendiera
que tú eres el mundo que el mundo eres tú
que tu boca es el mundo que me nace y conmueve
que amarte es armarme del canto
para salir a la tierra.

A los pescadores de Reta, Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione,
Argentina,
de Explicaciones con mar y otros elementos -Uniservice, Trento-, 2007)

A los pescadores de Reta

Fue tarde entonces cuando estrené los brazos.
Cuando recibí barba y bandera
las orillas estiraban
su soliloquio entre los pájaros
y no había sino huecos espumosos
en el lugar donde se multiplicaron las barcazas.
Quién sabe dónde las redes,
en qué graves mareas se hundieron los oficios.
Llegaban cegando la luz horizontal del crepúsculo
cargados de plata refulgente,
agotados y sonrientes bajo sus sombreros.
Victoriosos burladores de arcanos marinos
llegaban a la costa montando las rompientes,
blandiendo sus puños mordidos por las cuerdas.
Allí latían revelaciones de ultramar,
se narraba la gran ciudad del agua y el salitre,
comenzaba la contabilidad pieza por pieza
de mano en mano, centavo a centavo.
Se le cantaba al cardumen como al sol o al aire.
Llegué tarde al vértigo del oleaje,
al perfume exacto de la rosa de los vientos.
Allí, de pie, en otro siglo de huellas descalzas
tan sólo un roído barco hundido en la arena
y lejos la estela de los pesqueros invisibles
sobre cuya ruta aún trazan su círculo las gaviotas.
De vez en cuando un viejo pescador emerge
vestido de algas, de peces de relámpago,
y desata los nudos marineros de los vientos
mientras un niño, calladamente alegre
rompe el límite del agua con la risa.

A los treinta mil compañeros desaparecidos. Argentina, 1976, Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione,
Argentina

A los treinta mil compañeros desaparecidos.
Argentina, 1976

He visto los hombres trepar a la sombra
tensando los arneses aún dormidos
y marchar unidos en el esfuerzo bestial
hasta montar el sol sobre la tierra.

Entonces salían de todas partes los niños y las madres
y luego los mercados llenaban las veredas
de silbos y manzanas.
La alegría de las gestas domésticas
coronadas por la dignidad del almuerzo!

He visto largas caravanas de obreros en el alba
marchar hacia el metal de la sirena.
Ágiles bicicletas con la vianda,
la radio colgando del manubrio.

Hasta que el estrépito de ráfaga
de cañón maldito
de horrorosa muerte
abrió un boquete en cada casa y entró la niebla negra.
Todo se retorció como un pez en la arena,
hasta ser tragado por el miedo.

Desapareció la fábrica.
También el hombre.
Y los hijos, y los mercados con silbo, y las radios
que no fueron sino un espejo del infierno roto a veces.
La universidad de Luján fue clausurada.
Encadenaron la luz en los sangrientos sótanos,
persiguieron los brotes del canto asesinado.

El abrazo fue un código secreto
la patria un dolor ahogado bajo la tortura.
Y el sol deseo apenas musitado
entre los nombres de los que ya no estaban.

No hay tierra que no les pertenezca, Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione,
Argentina,
de Explicaciones con mar y otros elementos, -Uniservice, Trento-, 2007

No hay tierra que no les pertenezca

Los hijos del sol
han desandado noches derramadas
por generaciones
mordiendo la paciencia.
Llamando al destino por su nombre.
Prisioneros esclavos mercancía
coro germinando
basta silencioso.
Nacieron y murieron sin saberlo
sobre la misma piedra.
Los vi en la ronda de una floresta roja
celebrar al hermano que llegaba
con nacimientos de chispa entre las manos,
con bandera de gesta en las miradas.
Siempre el hombre
salvará al hombre de bestias, falsos dioses, otras alucinaciones.
Serán quienes no han sido,
los traicionados y excluídos, los pobres
de cosas materiales, los hijos de la espera,
quienes gobernarán el día.
Y sucederá como los pueblos han escrito.
Una mañana los diarios descubrieron Chiapas.
Nadie se atrevió a desmentir el hambre
encendiendo el año nuevo en la montaña.

Las palabras, Gabriel Impaglione

Gabriel Impaglione,
Argentina,
de Explicaciones con mar y otros elementos, -Uniservice, Trento-, 2007

Las palabras

Las palabras
que ocuparon la tierra cuando nada había
vinieron por el silencio.
Los gestos se llenaron de campanas,
la foresta, la llanura, cada cima
multiplicó los ecos del nombre de las cosas.

La profundidad del pan y las mareas
fue revelada
y entonces el canto distribuyó horizontes,
nuevas explicaciones
para fundar el mundo.

10 de septiembre de 2008

Holganza, Nora Murillo

Nora Murillo,
Guatemala,
de Eterno desencanto, 2005

Holganza

Estoy en esos días
que me basta
recostarme en la grama seca
sentir como transcurre el tiempo
peinado por un viento solemne
abrazado con el calor de las risas
de niñas que juegan
a despedir la tarde
de patojas que sueñan
casarse de blanco
mientras una mano discreta
acaricia sus piernas

Estoy en esos días
conforme
sintiendo gotas de lluvia
sobre mis pies cansados
esperando que la noche
abrigue esta nostalgia.

Imaginaria, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Imaginaria
(Abril de 2008)

Me ves, curiosa,
como un pájaro
al que le nacen labios
a la hora del instinto

Me ves en ese adorable temblar
disimulado ascendente
que trepa
entre tus piernas

Me ves en esa dulce flama
que te devora
en sueños,
que transforma
tu piel
en cálida
ambarina miel

Me ves en el delicado rubor
con que acaricias tu propia piel
abrazada al sueño
en la libre laguna

Me ves cuando tomas mis manos
llevándolas contigo,
cuando muerdes mis labios
arrastrándome hasta tus confines
donde naufrago
quedándome
extasiado.