Francisco Garzaro,
Guatemala
FANTASÍA DEL POETA Y DIOS
(Alrededor de septiembre de 2010)
-Alfonso Navarro Oviedo, In Memoriam-
I
Deliró un poeta soñando
que con dios una chamusca jugaba
en la impecable cancha de la finca celestial.
Que reía dios,
a sus anchas
cual terrenal fulano;
que él goleaba duro
al transparente anciano.
Que dios era un ruco divino
y él un hombre pobre,
un niño flaco al filo oscuro de su penúltima noche.
Que soñó con dios me dijo,
que asegún, pues, que de veras existe:
que no parece tan malo, ni bueno:
que es alto, moreno, ágil, viejo, risueño;
que no fuma
que lee un tanto
que loquea al rato un poco.
II
Hiere su pecho vil hierro candente
la metralla;
qué rojo atardece en Miramonte casa y cura,
¡ah resonancia expansiva!, ¡oh alto grito-de-los-sin-voz!
Corre río caudaloso con tu espuma al umbral en que bebe la muerte: ¡llénala de vida!
Cae quejumbrosa la tarde,
palidece el horizonte: son los ayes de la gente,
el torogoz magnífico que vuela al Sur
cuando al expirar un hombre
con su última sangre escribe roja, doliente
en la pared su última palabra:
“Perdónalos, porque no saben lo que hacen...”
(Y lo sabían, Alfonso, lo sabían).