Cuba,
en su poemario En la redondez del tiempo.
LA PALOMA Y LA LIEBRE
A las dos las amé.
Una me esperaba en su celda
aunque las campanas repicaran
toda la noche.
La otra la amé
porque era tan libre
como un perro callejero.
Aquélla, rompió los barrotes y voló
no sé a donde.
La otra descubrió otros caminos
y se desvaneció en otras manos.
A ambas las perdí.
Algunos días
no soporto ni mirarme en el espejo.