Blog-hábitat para la poesía y otras expresiones de la palabra en la diversidad literaria bajo la dirección de Francisco Garzaro. Historiador en aprendizaje permanente; aprendiz de guitarrista, de fotógrafo, de poeta...

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28 de febrero de 2012

Condena, Francisco Garzaro

Francisco Garzaro,
Guatemala

Condena
(2010)

Léeme las venas maldito
y sabrás cuánto amor escondido llevo
por tantos años ahí diluido
como diluvio contenido en cada lágrima.

Es este el veneno que te tengo
la única manera de premiar tu alevosía
esa criminalidad cuando lanzas flores al difunto que inmolas
eres como se dice hijueputa, no tienes perdón
nuestras vidas te condenan al lado oscuro de la Historia
ahí has de estar envuelto, bien atado en metal
necesariamente antioxidante
dada tu perniciosidad viscosa que puede
contagiarnos como estamos de virus,
de alimento en desamor.

Sácame arcángela voluptuosa de la vida
estos pesares que llevo arrastrados en las calles
oh vida cuánto te debo que he de llegar al extremo
cuando la agonía convida y es tiempo de besarnos
todos más todas juntar nuestras manos.

¿Quién te dijo oh pedazo de mierda
que podías pasear tus monedas
                            por nuestra frente,
cómo serás que cortas alas
    níveas de pueblo desde tu tijera?

¡Maldito te condeno a la ausencia espantosa,
    al Xibalbá que mereces!

No untarás más ocres escatológicos
a Selene y Afrodita.

Fastidias al hartazgo con tu permanente fatua risa
cada vez cuando chocas con la mía tu impune tu teatral mano
y mi mano resentida impregnada queda de manchas 
que he de lavar presuroso hasta el brote de la sangre.

Ah oportunista perfumado
de pálidas modernidades
en este patio trasero
te conozco
sé de dónde te vienen los tufos
pronto las caracolas pasearán sobre tus huesos
y tu gavilla se irá por el tubo,
ya no te veré arrogante
parasitador de nuestras vidas y muertes
te denunciaré en todas las paredes con pintas
que son gritos de eco en eco por toda la ciudad
sin mirada caramelosa te doy todos los ácidos
que necesitas
para purgar tu existencia.

Pero óyeme bien falseante,
que ajeno soy a todo “pacto de paz” harinosa;
ya se forma en el aire una espiral de pelícanos bravíos
y no tienes idea de la potencia de este arsenal en flor;
ni siquiera sabrás cuál rayo de luz partirá tu negrura
ni de dónde brotarán las estrellas tantas
y no dudarán las bravías mujeres en levantar igual 
su puñal juzgador
para asestar a tus labios besucones la justicia.

Hoy te condenamos con el poder de la furia
puedes huir antes que el amor de este pozo implacable
de justicia cristalina haga jirones tu putrefacto vivir;
mírame estas gotas de rocío sobre mi esternón indignado
advierte como cantan la trova los guerreros alados
santos sin devoción que harán brotar vino de tu agria saliva.

Léeme por última vez las venas, 
bébetelo todo
hasta el final este mercurio plateado caliente;
muérete por dios sin que tengamos que extinguirte
y sin que ninguna azucena triste venga jamás
a nuestra historia.